domingo, 15 de febrero de 2009

Proclama

Existe un evidente envejecimiento y una acelerada burocratización en la vida académica de la “Cantuta”, contrario a los grandes cambios que ocurren en el mundo, tales como “Oxford University” que sobre la base de sus centenarios muros ha asimilado la nueva tecnología de las comunicaciones y la ciencias, retomando su histórico liderazgo en la vida intelectual de su país; el “MIT-Massachusetts Institute of Technology”, ha decidido medir su impacto en la sociedad que lo mantiene y apoya, encontrando válida en alto grado su existencia; pues el 88% de sus egresados manejan y participan en el desarrollo de las empresas más importantes de su nación. Así el movimiento universitario en el mundo es cada mayor, debido a la globalización que exige permanente innovación y adecuación a las necesidades sociales. En nuestro país con una rica cultura tradicional, que pervive hasta el momento, es tarea de la educación verificar todo lo bueno que la tradición ofrece porque su función hermenéutica nos permite proponer hipótesis interpretativas de la realidad. La tradición constituye la profundidad del presente. El presente no puede mirarse si no se considera la profundidad de la historia que lo ha hecho posible; nuestra lengua, nuestras costumbres, nuestras ideas, juicios, elecciones, tienen una historia de la que no es justo liberarse, sino que hay que tomarla como punto de partida para valorar la realidad. Sólo así se puede ver lo que hay de bueno en la tradición y valorarlo; es necesario recoger la riqueza que puede hacer que el presente sea más vivo.

Quizás hoy la relación con la tradición, en su aspecto dinámico y positivo, pueda ser de nuevo descubierto y convertirse en un factor importante en la cultura y en la conciencia de cada persona y de la relación entre los pueblos. Es tarea de la Cantuta ligar la tradición con los últimos adelantos científicos y tecnológicos y orientarlos para el desarrollo de nuestro país.

Nuestra “Cantuta” sufre un lamentable “interregno académico” que aún no es posible superar, más aún es presa de un empobrecimiento mayor como resultado de una multiplicación de Universidades que en su mayoría han tomado la ruta de cubrir espacios territoriales a través de sus filiales, en vez de profundizar en el desarrollo del conocimiento para sustentar caminos de desarrollo sostenible para el país. Nuestra Universidad brilló entre 1955 y 1960, por la calidad de su docencia, y las innovadoras formas de selección de sus ingresantes; hasta que la burocracia centralista del Ministerio de Educación intervino en su Gobierno, separando a los docentes más calificados, y cambiando sus estilos de vida académica que eran muy altos, por una burocrática, reglamentarista y adocenada. La Cantuta siempre estuvo en la mira de los gobiernos totalitarios por ello sufrió intervenciones muy dolorosas como la de los años 77 que cerró el claustro universitario por cuatro años atentando contra el derecho de existir de una institución y que abrió sus puertas por la exigencia de la comunidad educativa nacional; más adelante, en la década del 90 tuvo que soportar la intervención militar que cegó la vida de un docente y nueve estudiantes, que destruyó las instalaciones físicas e impuso una administración que desarticuló la mística del trabajo desprendido y colectivo de nuestra institución. Los ataques externos corroboraron con la deficiente formación académica y la falta de identificación institucional de sus docentes y estudiantes que contribuyeron a la situación en la que ahora s encuentra.

En la coyuntura actual de un gobierno que apuesta por la destrucción de la educación pública nacional los peligros son aún mayores porque a la práctica eliminación de los Institutos Pedagógicos se siente la espada de Damocles contra las facultades de educación de todo el sistema universitario y de la Universidad Nacional de Educación. No son gratuitas las declaraciones del gobernante de turno y su respectivo ministro de educación que han manifestado que en 18 meses las facultades de educación deben cumplir con los estándares de calidad establecidos por el CINEASE, “de lo contrario, tendrán que someterse al régimen de extinción”.

Nuestra Universidad actual no hace honor a su título de “Alma Mater”, Las Reformas y Leyes Educativas del sistema han pasado desde las veces que fue violentada y no han sentido la presencia ni aporte de la “Cantuta” que como Líder y “Alma Mater” debía ser obligatoria en todo hecho que concierna a la educación.

Dónde está la opinión del “Alma Máter” de la Educación en temas como:
v La pertinencia y calidad de los textos producidos por el MED.
v La Racionalidad y utilidad de la evaluación docente realizada.
v La priorización de programas de lectura y matemática.
v La infraestructura y mobiliario educativo.
v La Descentralización de la Educación.
v La Municipalización de la Educación, etc.

Para este propósito, los participantes procurarán información de estos temas durante el Intercampus

En estos y otros temas, es que está ausente y silenciosa “La Cantuta”, está como la escuela tradicional, dedicada sólo a dictar clases a alumnos sentados en filas formales y en entornos pobremente ambientados.

El “Alma Mater” debe ser laboratorio de experiencias e innovaciones que señalen los caminos de una educación moderna y en constante cambio, con medios tales como:
- La ergonomía
- La musicoterapia
- La cromoterapia
- La calistenia mental
- La Gimnasia cerebral La Estimulación Neuronal, y otros más que el poder creativo que un Centro docente “Alma Mater” está obligado a generar para darle sentido y dirección a la tarea educativa del país.

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